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Que te aburras, leñe

Pues sí, estás leyendo bien. Que te aburras, que pares, que frenes. Que seas improductivo, al menos un ratito al día.

Pensarás que me he vuelto loca. No me extraña. Pero no, todo bajo control por aquí. No sé si te pasa que a veces te invade un sentimiento de inutilidad si no estás ¨aprovechando el tiempo¨. A mí a veces si, y no es sano del todo precisamente. Últimamente parece que la sociedad nos lleva al consumo infinito de sensaciones. Y si no las tienes, estás vacío. 

¨Exprime el momento¨. ¨Aprovecha al máximo¨. ¨Disfruta de cada instante¨. ¨Viaja¨. ¨Prueba cosas nuevas¨. ¨Vive¨. ¡Qué estrés por dios! 

Nos vamos de vacaciones y si no hemos visitado tropecientos mil sitios y hecho cincuenta mil fotos (y subido a redes sociales) parece que no nos hemos ido. ¿Os acordáis de los veranos interminables cuando íbamos al cole? ¿Cuándo lo máximo que teníamos que hacer era un cuadernillo de vacaciones Santillana? ¡Qué tiempos aquellos! Cuando nos ABURRÍAMOS.

Y un día te haces adulto y ya no te lo permites. Todo es ser productivo, no procrastinar, no parar…

Está demostrado científicamente que es sano para los niños aburrirse. Tener tiempo para no pensar en nada ayuda a gestionar la frustración. Aburrirse ayuda a fomentar la creatividad. (Cuántas tardes de verano de extremo aburrimiento hemos acabado jugando y creando historias inimaginables, CREANDO recuerdos maravillosos). Aburrirnos nos proporciona desconexión y descanso, estimula el autoconocimiento. Entonces, ¿por qué está tan denostado el aburrimiento? ¿Por qué nadie quiere aburrirse?

¿A QUÉ TENEMOS MIEDO?

Por cierto, aburrirse nos ayuda a encontrar soluciones alternativas a todos esos problemas ¨de mayores¨ que nos traen de cabeza en el día a día… 

Quién soy y por qué estoy aquí.

Me llamo Carmen. Soy psicóloga. A veces escribo. 

Durante años escribí para mí. Era una manera de desahogarme y arrancarme los demonios. También de animarme y obligarme a tener otro punto de vista. A veces, también hago listas de pros y contras, pero esto no se considera escribir, no nos engañemos. Aún tengo dudas de que un blog lo sea.

Este es el primer post de mi blog. De mi página web. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero es muy gratificante mirar atrás y valorar todo el camino. Hace muchos años me picó la curiosidad de la psicología. Acababa de licenciarme en sociología y sentí que necesitaba entender mejor a las personas de manera individual. La vida, como es habitual, me llevó por otros derroteros. Pero ahí seguía mi vocación, tímida, interesándome por temas de psicología social y diferencias individuales, por identidad y pertenencia. 

No sé si fue de repente, o si se gestó poco a poco en lo que yo llamo mi exilio en Toulouse, donde viví un año. El caso es que volví a España con la idea más clara que he tenido en la vida: matricularme en psicología. Y no sólo eso, ser psicóloga. Y no solo eso, vivir de ello. 

De esto hace ya varios años. El camino no ha sido fácil, pero si gratificante. Después de trabajar en otros sectores del ámbito de la psicología y dentro de la psicoterapia para otras personas, decidí abrir mi propio gabinete porque vi con la misma claridad con la que quise estudiar psicología que había llegado mi momento. Hoy estreno el blog de mi consulta de psicoterapia contándoos quien soy y por qué estoy aquí.

¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

Pues sería la leche que pudiera contestarte a esto. Probablemente vendiera la exclusiva y me jubilara del tirón. Pero no. Por desgracia no puedo contestarte a esta pregunta. Ni yo ni nadie. 

Dios para los creyentes está muy cerca. Para los ateos no está. Y para los agnósticos… no lo saben ni ellos. Y por eso, la ciencia está tan empeñada en descubrirlo. Bueno, más bien en descubrir dónde está la fe. 

¿Se te había pasado por la cabeza? ¿Te habías planteado que una parte de nuestro desconocido cerebro pudiera albergar la fe? Pues hay personas que lo investigan. Y no me extraña. Una de las cosas que más intriga nos causa al ser humano es la fe. A los que la tienen y a los que no.

Un grupo de científicos de los Países Bajos tenían varias hipótesis acerca de la parte del cerebro que sería responsable de la fe. Barajaban tres hipótesis en sus estudios: que la fe se albergara en la corteza orbitofrontal, en el lóbulo temporal o en el parietal. 

*Spoiler*: Ningún estudio fue concluyente. El misterio continúa. Y quizás sea este uno de los grandes atractivos de la espiritualidad.

A mí personalmente me parece un regalo divino. Sin llegar a lo psicótico, dios nos libre. La fe tiene un potencial inmenso. Y bueno, alejándonos del misticismo y volviendo a lo mundano, el poder de la fe lo veo en consulta a diario. Y es que no hace falta ser religioso para tenerla. Y desde luego, la fe más potente, reveladora y sanadora que conozco es la fe en uno mismo. Y si no la tienes, ya sabes a dónde acudir.