¿Dónde está Dios?

¿Dónde está Dios?

Pues sería la leche que pudiera contestarte a esto. Probablemente vendiera la exclusiva y me jubilara del tirón. Pero no. Por desgracia no puedo contestarte a esta pregunta. Ni yo ni nadie. 

Dios para los creyentes está muy cerca. Para los ateos no está. Y para los agnósticos… no lo saben ni ellos. Y por eso, la ciencia está tan empeñada en descubrirlo. Bueno, más bien en descubrir dónde está la fe. 

¿Se te había pasado por la cabeza? ¿Te habías planteado que una parte de nuestro desconocido cerebro pudiera albergar la fe? Pues hay personas que lo investigan. Y no me extraña. Una de las cosas que más intriga nos causa al ser humano es la fe. A los que la tienen y a los que no.

Un grupo de científicos de los Países Bajos tenían varias hipótesis acerca de la parte del cerebro que sería responsable de la fe. Barajaban tres hipótesis en sus estudios: que la fe se albergara en la corteza orbitofrontal, en el lóbulo temporal o en el parietal. 

*Spoiler*: Ningún estudio fue concluyente. El misterio continúa. Y quizás sea este uno de los grandes atractivos de la espiritualidad.

A mí personalmente me parece un regalo divino. Sin llegar a lo psicótico, dios nos libre. La fe tiene un potencial inmenso. Y bueno, alejándonos del misticismo y volviendo a lo mundano, el poder de la fe lo veo en consulta a diario. Y es que no hace falta ser religioso para tenerla. Y desde luego, la fe más potente, reveladora y sanadora que conozco es la fe en uno mismo. Y si no la tienes, ya sabes a dónde acudir.